¿Y ahora qué? Ya está todo liquidado y el cierre hecho, así que volvemos a apuntarnos al INEM por segunda vez. En esta segunda visita es todo más fácil porque no puedo solicitar prestación por desempleo. Aun habiendo subido mi cuota de autónomos por cese de negocio, ahora resulta que no tengo derecho a prestación. Esta “ayuda” la gestionan las Mutuas, y según me dicen, no cumplo los requisitos: no tenía suficientes pérdidas (y mira que por pérdidas no sería), no había habido ningún desastre natural, etc… Desde luego que si llego a saberlo, me ahorro el dinero que mes a mes pagaba.
Retomamos con el curriculum para actualizarlo y comienza otra vez el proceso de envío, esta vez indiscriminado. Mi idea es volver a ser trabajadora por cuenta ajena, cualquiera monta algo otra vez y sobre todo, con qué.
Pero resulta que en estos 3 años, la situación sigue igual o peor, por lo que ese trabajo no llega. Así que comienza la desesperación de nuevo.
Durante todo este tiempo, el contacto con el Señor X continúa. Hasta que un día, me propone (algo bueno habrá visto en mí y es de agradecer) que colabore en su proyecto. Me quedé un poco pensando porque, ¿qué puedo yo hacer ahí?
Y la respuesta que me di a mí misma fue fácil: Si no sabes hacer algo, ¿Qué mejor que arrimarte al que sabe? Mejor mentor no encuentro seguro. Y por supuesto, formarse a la vez.
Así que nos ponemos a ello y en ello seguimos, ahora en varios proyectos. ¿Hay vida después del cierre? La hay, pero después del primer intento fallido, todo con mucho más cuidado y mucha más imaginación.
La valoración que me hago después de todo este proceso es que aunque fue un fracaso, es una experiencia muy importante en mi vida, probablemente uno de los períodos en los que más he aprendido y que estoy segura que me ha hecho ver el mundo del emprendedor y el empresarial desde otro punto de vista distinto.
Desde mi humilde experiencia os digo: Emprended siempre que estéis preparados técnica y emocionalmente. Pero siempre, siempre, hacedlo bien, sin prisas. No vale el “quiero hacer esto” si no estamos seguros de que va a funcionar. Asesoraros y formaros. Dejad el orgullo al lado, nadie sabe de todo, y todos, necesitamos que nos ayuden para que las cosas salgan bien.
A los que pensáis emprender, mucho ánimo, paciencia y suerte.
A los que no, deseo que este relato os haya acercado un poco más a la realidad (a mi realidad) sobre el emprendimiento que no llega a buen fin.
Sólo me queda daros las gracias a todos los que habéis seguido, semana a semana, esta historia.
“El fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo, pero más inteligentemente”. Henry Ford.
Retomamos con el curriculum para actualizarlo y comienza otra vez el proceso de envío, esta vez indiscriminado. Mi idea es volver a ser trabajadora por cuenta ajena, cualquiera monta algo otra vez y sobre todo, con qué.
Pero resulta que en estos 3 años, la situación sigue igual o peor, por lo que ese trabajo no llega. Así que comienza la desesperación de nuevo.
Durante todo este tiempo, el contacto con el Señor X continúa. Hasta que un día, me propone (algo bueno habrá visto en mí y es de agradecer) que colabore en su proyecto. Me quedé un poco pensando porque, ¿qué puedo yo hacer ahí?
Y la respuesta que me di a mí misma fue fácil: Si no sabes hacer algo, ¿Qué mejor que arrimarte al que sabe? Mejor mentor no encuentro seguro. Y por supuesto, formarse a la vez.
Así que nos ponemos a ello y en ello seguimos, ahora en varios proyectos. ¿Hay vida después del cierre? La hay, pero después del primer intento fallido, todo con mucho más cuidado y mucha más imaginación.
La valoración que me hago después de todo este proceso es que aunque fue un fracaso, es una experiencia muy importante en mi vida, probablemente uno de los períodos en los que más he aprendido y que estoy segura que me ha hecho ver el mundo del emprendedor y el empresarial desde otro punto de vista distinto.
Desde mi humilde experiencia os digo: Emprended siempre que estéis preparados técnica y emocionalmente. Pero siempre, siempre, hacedlo bien, sin prisas. No vale el “quiero hacer esto” si no estamos seguros de que va a funcionar. Asesoraros y formaros. Dejad el orgullo al lado, nadie sabe de todo, y todos, necesitamos que nos ayuden para que las cosas salgan bien.
A los que pensáis emprender, mucho ánimo, paciencia y suerte.
A los que no, deseo que este relato os haya acercado un poco más a la realidad (a mi realidad) sobre el emprendimiento que no llega a buen fin.
Sólo me queda daros las gracias a todos los que habéis seguido, semana a semana, esta historia.
“El fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo, pero más inteligentemente”. Henry Ford.
