Entorno Umbrella

RELATO DE UNA EMPRENDEDORA FRACASADA. CAPITULO 6: NO PUEDO MAS.

Por 7 agosto, 2014 febrero 14th, 2019 No Comments
Como os dije, en este capítulo vamos a adelantarnos en el tiempo con un resumen. No es necesario contar todo lo que pasa en 3 años porque al final es el día a día, sólo que llega un momento, un punto en el que ya es insostenible. Os cuento:

El problema de mi negocio era claro, servicios de ayuda a domicilio. Mi cliente es temporal y sin fecha fija de término. Y hay épocas en las que comienzan servicios nuevos, pero a la vez iban acabando otros. Recuerdo épocas, sin razón alguna, en la que fallecían mis usuarios de forma descontrolada (de ahí el cachondeo que había entre mis círculos más cercanos con que debería haber montado una funeraria).

¿Cuántas veces me planteé cerrar? Ni me acuerdo, pero justo cuando iba a hacerlo, salía algo nuevo que me animaba a seguir. Y mientras tanto seguía teniendo al Señor X (ya fuera del plan), que por alguna razón seguía interesándose por mi caso y actuando como Pepito Grillo, la voz de mí conciencia siempre acechando.

Pasaron muchas cosas en todo ese tiempo. El estrés te va pudiendo, por los problemas, por ser un servicio 24 horas los 365 días del año, por la situación económica cada vez más precaria. Al final te afecta a todo, incluso a tu vida personal.

Cada día empieza a ser un calvario, cada final de mes es un drama ponerse a hacer cuentas (Señor X: ¿Cómo van los números?, Yo: Te odio), cada declaración trimestral una puñalada en el corazón.

Pero como siempre tiene que haber un detonante, el mío fue un domingo, llamada a las 12:45 de una trabajadora que estaba enferma y no podía ir a trabajar (entraba a las 13:00 como interna) y como muchas otras veces, había que ponerse a correr para buscar sustituta. Con la diferencia de que esta vez noté que no podía ponerme en marcha, me estaba dando un ataque de ansiedad. Conseguí, no sé cómo porque no lo recuerdo, al final solucionarlo, pero me di cuenta de que esto ya no podía continuar.

Hacía mucho tiempo que no disfrutaba con mi trabajo, que no había forma de sacarlo adelante por mucho que hiciera, que no me encontraba bien, y aunque notaba que mi humor estaba por los suelos y mi cabeza siempre estaba obsesionada con lo mismo, no quería despertar.

Y así, con ese incidente, tomé la decisión. Hay que cerrar, no puedo más. El cierre fue más largo de lo deseado por temas que no vienen al caso, pero en un mes, cerré las puertas para siempre. Sí, porque nunca volvería a hacer lo mismo en esas mismas condiciones.

Ni que decir tiene, que cuando uno calcula lo que le cuesta abrir un negocio, no calcula el coste de escape, es decir, el dineral que cuesta cerrarlo, y que es algo muy a tener en cuenta. Porque si el negocio ya te va mal, el cierre te remata.

Hay que decir, que el Señor X sólo me dijo 10 o 15 veces eso de “Te lo dije”, pero en su defensa tengo que decir que me ayudó en todo ese proceso y que seguirá apareciendo en este relato.

Con todo esto, sólo nos falta comentar que ocurre después del cierre y repasaremos los errores que cometí, los más graves, para interiorizarlos y no volver a cometerlos.

Alicia Carrillo


Entorno-U

Entorno-U

Nacido en Madrid, España, abogado de profesión, profesor universitario, especialista en estrategias jurídicas de viabilidad empresarial tanto para pequeños como medianos sistemas societarios.